Descubre Quick Eye: un juego para trabajar el vocabulario en familia (y reírse mucho por el camino)
Quick Eye – El juego donde cada palabra cuenta… y algunas te hacen perderlo todo
El otro día después de merendar no teníamos mucho tiempo para jugar a algo largo, solo queríamos algo rápido, que no acabara en pelea entre hermanos y que nos hiciera reír sin tener que recoger mil piezas.
Sacamos Quick Eye.
Primera carta: pegajoso.
¡Miel! —dijo el de 7.
Segunda carta: verde.
¿Un moco? —dijo también el de 7. Y no te imaginas lo que se rieron las otros dos.
Y sí, nos vale. Aunque al de 10 no le convence mucho, que digamos.
Y aún así, quiere más: saca otra.
Pequeño.
Ahora tiene que ser verde, pegajoso y pequeño.
Mira alrededor como si fuera a encontrar la respuesta en el sofá.
Pero no le sale. Y pierde todas.
Y aun así, se ríe. Porque el juego también va de eso.
Quick Eye es uno de esos juegos que parece que no tiene mucho… hasta que lo pones en mesa.
Cada jugador, en su turno, saca una carta con una cualidad. Tiene que decir una palabra, un objeto o un ser que encaje con ella.
Si lo consigue, puede guardarla como punto…
…o arriesgar y sacar otra carta.
Y encontrar algo que encaje con las dos.
Y si quiere, una tercera.
Y así hasta que diga “me planto” o… hasta que no le salga nada y pierda todo lo que llevaba acumulado.
Y ahí está la clave.
💥 Esa tensión justa entre ir a lo seguro o apretar un poco más.
💥 Esa mezcla entre lo verbal, lo mental y lo divertido.
💥 Ese tipo de juego que funciona igual de bien con peques de 7 que con preadolescentes… o adultos que creían que se les iba a dar bien 😅
Y mientras tanto, sin que nadie lo diga en voz alta, se entrena de todo.
Una tensión ligera, divertida, que hace que los más pequeños practiquen sin darse cuenta la memoria de trabajo, la atención sostenida, el vocabulario activo, la categorización conceptual, el control inhibitorio, la toma de decisiones bajo presión, la flexibilidad mental…
Y lo mejor: se entrena jugando, no haciendo fichas.
No hay tablero.
No hay preparación.
No hay instrucciones eternas.
Solo cartas.
Y muchas ideas al vuelo.
Jugamos en el salón, pero podríamos haber jugado en la sala de espera del dentista.
O en clase, como propuesta para trabajar la parte oral.
O en la calle, en una toalla de picnic.
Quick Eye es pequeño, rápido, y nos ha dado más de una conversación de esas que no ves venir.
Como cuando alguien dijo que un OVNI podía ser brillante, redondo y rápido… y acabamos hablando de si existe vida inteligente fuera de la Tierra 😄
Al final, ganó la mediana.
Se arriesgó más que nadie.
Y encontró una combinación que era un poco discutible
“Una sandía en una bolsa”. A originalidad es de nota :)
¿Tú te plantarías con dos cartas?
¿O te atreverías con tres?
✨ A veces solo hace falta eso. Una carta. Una palabra. Una risa.
Y una partida que te conecta con quienes tienes delante.